Ha sido una larga pausa desde que escribí el último artículo en este blog – es más, cuando publiqué la anterior entrada también hacía relativamente bastante tiempo que no actualizaba. Aunque desde luego no un hiato tan grande como el actual, de casi 9 meses.
Explicaba en ese Post, de principios de Marzo, que me encontraba en el País del Sol Naciente. Comentar que fue durante esas fechas, debido a la situación originada por el covid, que el desplazamiento se empezaba a complicar de forma notable (incluyendo el cierre entre fronteras que se estaba produciendo entre países). De forma que después de valorar diversas opciones, tomé la decisión de poner punto y final a mi viaje y regresar a casa.
Así que el pasado 2 de Abril, aterrizaba en Barcelona vía Vuelo de Repatriación -quién me lo iba a decir- desde Tokyo. Y aunque tuve que finalizar mi Viaje con más premura de la esperada, no me puedo quejar en absoluto. Fueron múltiples experiencias las vividas durante esos 8 meses y medio, y aún a día de hoy, sigo asimilando y aprendiendo de todo ello.
Sin duda publicaré un Post de recap de todo este Viaje, pero eso sí, no sin antes escribir todos los Artículos que tenía pendientes (como mínimo unos 9 más). El acabar de documentar esta Experiencia es un punto que tenía pendiente, y ahora que llevo unos meses de relativa “nueva normalidad” no tengo excusa para ello.
Además, los iré subiendo en orden cronológico y aproximadamente a un año vista desde cuando tuve estas vivencias, de forma que me servirá también para rememorar y, en cierta forma, celebrar esta pequeña Aventura Personal.
Y no se me ocurre mejor forma de retomar este Blog que escribiendo la segunda parte de mi escapada por el Norte de Tailandia y Laos. (Re) Empiezo…
Escribía en la primera parte de este Artículo (se puede consultar aquí), que me encontraba en Chiang Rai y el siguiente destino que me había marcado era Luang Prabang, en Laos. Aunque en un inicio iba a realizar el recorrido vía Bus, este fue cancelado el día anterior. Finalmente, opté por realizar el trayecto vía Slow Boat, contratándolo en el mismo Hostal donde me alojaba (por 1650 Bahts, unos 50 €).
Esto implicaba que requeriría dos días en llegar a Luang Prabang, en lugar de uno como tenía previsto. Aunque al final, puedo decir que fui afortunado con este cambio de planes de último momento, ya que mereció mucho la pena realizar esta travesía siguiendo las corrientes del Mekong.
Al día siguiente un vehículo nos acercó hasta la Frontera (en Chiang Khong), y después de unos trámites sencillos ya me encontraba en el País Limítrofe.
Recomiendo cambiar aquí unos pocos Bahts por Kips, para pequeños pagos, hasta que lleguemos a Luang Prabang -donde conseguiremos mejores cambios-. Aunque en muchos sitios se puede pagar en Bahts, es notablemente más caro que hacerlo en la moneda local.
Después de unas someras indicaciones de seguridad, nos llevaron a la Barca y comenzamos nuestra ruta por el Mekong.
Mekong
Ciertamente el trayecto se me hizo bastante menos pesado de lo que había imaginado, y me pareció incluso entrañable el surcar este gran Río otra vez – había transitado por el Delta del Mekong en Vietnam haría unos 6 años.
Al final entre contemplar un poco los pequeños pueblos costeros con la vida que va salpicando el viaje a ambas orillas, y retomar algunas lecturas pendientes, el viaje es incluso ameno.
Como comentaba anteriormente, el trayecto hasta Luang Prabang dura dos días, de forma que se hace noche en el pueblo de Pakbeng. Recomendaría reservar Alojamiento una vez se llega aquí o reservar directamente vía Booking: evita las “ofertas” que te intenten realizar antes o durante el viaje en Bote (con la excusa de que tendrás difícil encontrar lugar donde pernoctar una vez llegues).
Yo personalmente reservé en el “Villa Mekong Guesthouse”: camas muy cómodas y con fantásticas vistas al Mekong.
Al día siguiente, después de contemplar la tenue neblina que se forma sobre el Mekong y que va disipándose durante la mañana – y de un buen desayuno -, me embarqué con energías renovadas dispuesto a seguir con el trayecto.



Luang Prabang
No voy a negar que Luang Prabang me pareció una Villa fascinante, con su mezcla de edificios Coloniales y Templos Budistas.
Se nota la influencia francesa no solo en la Arquitectura de algunas casas, también en vestigios culinarios como el Pan o la Bollería, que puede degustarse en algunos de sus excelentes Cafés. En general es un lugar bastante apacible y tranquilo.
Mención especial al Mercado Nocturno que se organiza en el Centro Histórico, donde poder saborear algunas especialidades locales o simplemente pasear entre los muchísimos tenderetes de Ropa y Artesanía Local.


Descontando el día de llegada y el de vuelta a Bangkok, pasé aquí dos días completos: uno dedicado a pasear y conocer los Templos más importantes del lugar; y el otro aprovechado para visitar las cercanas Cataratas Kuang Si.
A nivel de Templos, aunque no son tan espectaculares como los que podemos encontrar en Chiang Mai, es muy recomendable visitar los más famosos como el Wat Mai y el Wat Xieng Thong. También merece nuestra atención visitar el Royal Palace y subir la colina Phou Si, desde donde se contemplan unas fantásticas vistas de todo Luang Prabang.






Las idílicas Cataratas Kuang Si distan unos 30 Km desde Luang Prabang, siendo una visita obligada. Además, es posible darse un relajante chapuzón en algunas de ellas, con lo que hay que recordar llevar ropa de Baño y una Toalla.
En el lugar, además de las Cataratas propiamente dichas, existen un centro para la recuperación del Oso Negro Asiático, donde se pueden contemplar varios de esto magníficos animales.


Y esto es todo lo dio de sí mi pequeña incursión en Laos, al día siguiente volvería a Bangkok donde estaría entrenando otra semana antes de volver a cambiar de destinación.